Diferencia Entre Alma y espíritu
Somos Seres Tripartitos
Esto nos conduce a la siguiente pregunta:
“¿Existe alguna diferencia entre el alma y el espíritu?
y si hay una
diferencia entre ambos, ¿se considera relevante?”
Independientemente de lo que la
filosofía, la literatura, la religión o lo que algunos científicos afirman,
debemos preguntarnos: “¿Qué es lo que dice la Biblia al respecto?” La Biblia
claramente hace referencia a ambos. Así que, ¿Qué es lo que la Palabra de Dios
dice acerca de nuestra alma y espíritu? y ¿Por qué saber esto es un factor
crucial en nuestro progreso espiritual y en nuestra relación con Dios?
1.- ¿Tienen el mismo significado?
En primera de Tesalonicenses 5:23
dice: “Y el mismo Dios de paz os santifique por completo; y vuestro espíritu y
vuestra alma y vuestro cuerpo sean guardados
perfectos e irreprensibles para la venida de nuestro Señor Jesucristo”.
Este versículo claramente nos dice
que los seres humanos son hechos de tres partes: espíritu, alma y cuerpo. en el
idioma griego original, la conjunción “y” en “espíritu, alma y cuerpo” indica
que los tres son distintos el uno del otro. De igual manera que el cuerpo está
separado y es distinto del alma, también el alma está separada y es distinta
del espíritu.
Por este versículo, podemos entender
que el alma y el espíritu están muy cerca el uno del otro, que ambos necesitan
la palabra de Dios para partirlos, para separarlos el uno del otro.
Tan sólo al basarnos en estos dos
versículos, nos damos cuenta que nuestra alma y nuestro espíritu no significan
lo mismo. De hecho, desde luego que no solamente es importante mirar que tanto
el alma como el espíritu son componentes distintos, sino también saber lo
diferente que son el uno del otro.
2.- ¿Cuáles son las funciones del espíritu y del alma?
El capítulo 1 del primer tomo
de Elementos básicos de la vida cristiana, explica que Dios creó a
los seres humanos con tres partes: espíritu, alma y cuerpo y cada uno tiene sus
funciones correspondientes.
No nos cuesta ninguna dificultad
darnos cuenta que nuestro cuerpo funciona de manera que nos permite interactuar
con el mundo físico y las cosas que pertenecen a dicho mundo por medio de
nuestros cinco sentidos.
Por otro lado, la función de nuestro
espíritu es menos obvia. Su función es espiritual: para contactar y recibir a
Dios mismo. Una vez que recibimos al Señor en nuestro espíritu al creer en Él,
podemos vivir nuestra vida humana en contacto contínuo con el Señor al usar
nuestro espíritu.
Y ¿qué sucede con nuestra alma?
Nuestra alma básicamente representa quienes somos: nuestra mente, emoción y
voluntad. No obstante, la función de nuestra alma es expresar a Dios.
En Lucas 1:46-47, María dice que su
alma magnifica al Señor. Magnificar algo implica que algo que estaba escondido
se hace manifiesto o se revela para que todos lo puedan ver. La nota 1 del
versículo 47 de la Versión Recobro explica este hecho:
“Primero el espíritu de María exaltó en Dios; luego
su alma magnificó al Señor. La alabanza que ofreció a Dios se inició en
su espíritu y se expresó a través de su alma. Su espíritu fue lleno de gozo
en Dios su Salvador, y su alma lo manifestó magnificando al Señor. Ella
vivía y actuaba en su espíritu, el cual dirigía a su alma”.
Aquí comenzamos a ver la respuesta a la pregunta que nos hacemos acerca de que sí es importante saber la diferencia que hay entre el espíritu y el alma. María magnificó al Señor en su alma, pero primero lo disfrutó y experimentó en su espíritu. Nunca podemos expresar a Dios comenzando solamente con nuestra alma.
Podemos intentar imitar al Señor al
procurar ser buenos y piadosos, pero aún esto queda corto de expresar verdaderamente
a Dios. Esto se debe a que la verdadera expresión de Dios debe provenir de
nuestro espíritu, teniendo a Dios como su origen y a el alma como el canal.
Esto es lo que significa que expresemos al Señor y por lo tanto magnificarle.
3.- ¿Cómo podemos expresar a Dios?
Dios llegó a ser un hombre llamado
Jesucristo. Durante el transcurso de Su vivir humano, Jesús expresó a Dios
plenamente. Cuando creemos en Él, Cristo vino a vivir en nuestro espíritu
humano, regenerándolo con Su vida divina. Ahora tenemos otro origen
por el cual debemos vivir: Dios mismo. Podemos vivir por este origen al usar o
ejercitar nuestro espíritu.
En Romanos 8:4 y 1:9, la Biblia nos
exhorta a andar según el espíritu, es decir, llevar una vida y un vivir según
el espíritu y hacer las cosas en nuestro espíritu, no en nuestra alma. De esta
manera, el origen de nuestro vivir es Dios mismo con Su vida en nuestro
espíritu y no nuestros propios pensamientos, sentimientos y decisiones, las
cuales provienen de nuestra alma.
Podemos vivir de esta manera al
contactar y disfrutar a Cristo en nuestro espíritu y dejarle crecer en nosotros
diariamente. Mientras hacemos esto, Su vida se extenderá desde nuestro espíritu
hasta nuestra alma a fin de que cada vez más podamos expresar a Dios de forma genuina.
La clave de usar nuestro espíritu es experimentara Cristo cada día.