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    Esperanza En Medio Del Sufrimiento

    ¿Cómo tener esperanza en medio del sufrimiento? Job 6:2-13


    Confesamos que éramos impotentes ante nuestras dependencias y que nuestra vida se había vuelto inmanejable.

    Hay ocasiones en que el dolor en nuestra vida nos confunde y nos abruma tanto que desearíamos morir. No importa qué hagamos, somos impotentes para cambiar las cosas para bien. El peso del dolor y de la tristeza parece demasiado difícil soportar.


    No podemos ver por qué nuestro corazón  no se rinde y permite que la muerte nos libere. Job se sentía así. Lo había perdido todo, aunque siempre había hecho lo correcto. Sus diez hijos estaban muertos; había perdido sus negocios, sus riquezas y su salud. ¡Y todo en cuestión de días!

    Job se quedó con una esposa de lengua mordaz y tres amigos que lo culpaban de su desgracia.  Oh, que pesasen juntamente mi queja y mi tormento, y se alzasen igualmente en balanza, exclamó Job, Porque pesarían ahora más que la arena del mar,... ¡Quien me diera que viniese mi petición, y que me otorgase Dios lo que anhelo, y que agradara a Dios quebrantarme; que soltara su mano y acabara conmigo!...

    ¿Cuál es mi fuerza para esperar aún? ¿Y cuál mi fin para que tenga paciencia? ¿Es mi fuerza la de las piedras, o es mi carne de bronce? ¿No es así que ni aún a mi mismo me puedo valer, y que todo auxilio me ha faltado? (Job 6:2-3, 8-9, 11-13).

    Hay esperanza de que nuestra vida cambie


    Job no sabía que el final de su vida sería aún mejor que el inicio. Dios restauró todo lo que Job había perdido y aún más. Y murió Job viejo y lleno de días. (Job 42:17). Aunque estemos presionados hasta el punto de perecer, aún hay esperanza de que nuestra vida cambie.

    Hay esperanza en medio del sufrimiento


    Cristo sufrió en la cruz del Calvario, derramó su sangre preciosa por cada uno de nosotros, si nos rendimos a Él, Él nos dará una gran esperanza en medio del sufrimiento, una esperanza de restauración ahora, en este tiempo y también después de partir de este mundo a nuestra morada eterna.

    Cristo es el mismo de ayer, hoy y por siempre.

    Nuestra recuperación podría ser tan completa que nuestro epitafio podría decir: ''Murió después de una larga vida y buena''. Debemos recordar: ¡La vida puede ser buena otra vez! Aún hay esperanza en medio del sufrimiento.

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