¿Cómo Perfeccionarme Efectivamente Para La Obra Del Señor?
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¿Cómo Perfeccionarme Efectivamente Para La Obra Del Señor? |
Para poder edificar el cuerpo de Cristo, ¿qué tiene que pasar en nuestras vidas primero?
A. Primero que nada tiene que haber una “perfección”. O sea, hay que “perfeccionarse” antes de hacer la obra del ministerio (ver arriba: Ef 4.11-12).
B. Tenemos que ser “perfeccionados” para poder llevar a cabo la obra del ministerio que edifica la Iglesia.
C. Entienda que “perfecto” en este contexto no tiene nada que ver con ser (o estar) sin pecado.
D. “Perfecto” tiene que ver con “ser como Cristo” (el Hijo de Dios, el varón perfecto). Perfección es llegar a ser “a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo...”, es conformarse a la imagen de Cristo (ver arriba: Ef 4.13).
E. “Perfecto” es llegar a estar “enteramente preparado”.
Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra. [2Tim 3.16-17]
i. Perfecto es estar enteramente preparado por el uso de la Biblia.
ii. Perfecto es estar enteramente preparado para la obra que Dios quiere que haga.
F. Esta es la meta de esta etapa del discipulado: Perfeccionarnos Efectivamente para la obra del Señor.
Entienda que el proceso de discipulado tiene un comienzo
1. Por supuesto es el deseo de Dios que todos sean salvos. Por esto Él llama a todos a la salvación.
Porque esto es bueno y agradable delante de Dios nuestro Salvador, el cual quiere que todos los hombres sean salvos y vengan al conocimiento de la verdad. [1Tim 2.3-4]
El Señor no retarda su promesa, según algunos la tienen por tardanza, sino que es paciente para con nosotros, no queriendo que ninguno perezca, sino que todos procedan al arrepentimiento. [2Ped 3.9]
Y tened entendido que la paciencia de nuestro Señor es para salvación; como también nuestro amado hermano Pablo, según la sabiduría que le ha sido dada, os ha escrito. [2Ped 3.15]
2. Pero, hay otro llamamiento en la Escritura, un llamamiento a cada creyente (cristiano): es el llamamiento al “discipulado”, a ser un seguidor de Cristo (a perfeccionarse, a conformarse a la imagen de Cristo - todos estos términos hablan de lo mismo).
A. Podemos ver estos dos llamamientos en el ministerio de Jesucristo: Mateo 4.17-19
17 Desde entonces comenzó Jesús a predicar, y a decir: Arrepentíos, porque el reino de los cielos se ha acercado.
18 Andando Jesús junto al mar de Galilea, vio a dos hermanos, Simón, llamado Pedro, y Andrés su hermano, que echaban la red en el mar; porque eran pescadores.
19 Y les dijo: Venid en pos de mí, y os haré pescadores de hombres. [Mat 4.17-19]
B. (v17) El llamamiento a la salvación (evangelismo).
C. (v19) El llamamiento a ser seguidor de Cristo (discipulado).
3. Este segundo llamamiento (el del discipulado) es muy específico: Cristo le dice a cada creyente, “¡Sígueme!”
A. Hay muchos creyentes que no son “seguidores / discípulos de Cristo”. Ellos creen que tienen el “seguro contra incendio” y están contentos con vivir así (no entendiendo para nada las implicaciones de una falsa conversión, ni las del Tribunal de Cristo).
B. No obstante, la voluntad de Dios sigue igual para todos: Él quiere que seamos Sus seguidores.
4. No es nada súper difícil. No hay nada mejor que ser seguidor de Cristo (porque sólo así uno puede vivir con propósito eterno, en obediencia total a nuestro Creador)
.
Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar. Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas; porque mi yugo es fácil, y ligera mi carga. [Mat 11.28-30]
A. Pero, hay que decidir. Hay que contestar el llamamiento. Hay que tomar la decisión de
someterse al Señor, de aprender de Él, de desarrollarse como Su seguidor.
B. Pero, hay que decidir. Hay que contestar el llamamiento. Hay que tomar la decisión de
someterse al Señor, de aprender de Él, de desarrollarse como Su seguidor.
C. Esto hicimos a través de la clase de Membresía:
i. Primero, nos sometimos al señorío de Jesucristo y, por tanto...
ii. Nos juntamos con esta iglesia local (entendiendo que ser seguidor es obedecer al que
estamos siguiendo, y que Su deseo y Su plan es edificar la Iglesia, entonces hemos de
formar parte de una iglesia).
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