Índice
    La Gran Provisión De Dios Para El Hombre

    La decisión personal del hombre


    1. Hay una provisión para el hombre pecador.

    A. Nosotros violamos la Ley de Dios, pero Jesucristo pagó nuestra “multa”.

    B. Cristo no pecó ni una sola vez—nunca violó la Ley de Dios. Por lo tanto, no mereció la muerte pero murió en la cruz por nosotros (como nuestro Sustituto) para pagar el precio de nuestros pecados.


    Mas él herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre él, y por su llaga fuimos nosotros curados... Jehová cargó en él el pecado de todos nosotros. [Isa 53.5-6]

    Porque también Cristo padeció una sola vez por los pecados, el justo por los injustos, para llevarnos a Dios, siendo a la verdad muerto en la carne, pero vivificado en espíritu. [1Ped 3.18]



    2. Si usted, o cualquier otro ser humano, quiere ser salvo, tiene que hacer dos cosas.


    A. Primero, tiene que huir de la ira venidera (el día del justo juicio de Dios) arrepintiéndose.

    Pero Dios, habiendo pasado por alto los tiempos de esta ignorancia, ahora manda a todos los hombres en todo lugar, que se arrepientan; por cuanto ha establecido un día en el cual juzgará al mundo con justicia, por aquel varón a quien designó, dando fe a todos con haberle levantado de los muertos. [Hech 17.30-31]

    i. El arrepentimiento es confesar sus pecados a Dios (porque al pecar, usted ofendió a Dios) y apartarse de ellos.

    El que encubre sus pecados no prosperará; mas el que los confiesa y se aparta alcanzará misericordia. [Prov 28.13]

    ii. Sin querer apartarse de los pecados (sin un verdadero arrepentimiento), no hay salvación
    porque Dios resiste al soberbio (al que quiere seguir en su pecado) y da gracia para
    salvación al humilde.

    Dios resiste a los soberbios, y da gracia a los humildes. [Stg 4.6]

    B. Segundo, tiene que huir a Cristo—tiene que poner su fe (su confianza total) en el Señor
    Jesucristo.

    Pero ahora, aparte de la ley, se ha manifestado la justicia de Dios, testificada por la ley y por los profetas; la justicia de Dios por medio de la fe en Jesucristo, para todos los que creen en él. [Rom 3.21-22]

    i. Exactamente como usted confiaría en un paracaídas si tuviera que lanzarse por la puerta de un avión, así tiene que confiar en el Señor Jesucristo. Porque un día de estos usted va a
    tener que pasar por la “puerta de la muerte” y si no tiene el “paracaídas”—si no tiene a
    Jesucristo—morirá en el lago de fuego.

    ii. Tiene que creer en el Señor Jesucristo para ser salvo.

    Que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo. Porque con el corazón se cree para justicia, pero con la boca se confiesa para salvación. [Rom 10.9-10]

    3. La salvación es por la gracia de Dios, por medio de la fe, no por ninguna obra.


    Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe. [Ef 2.8-9]

    A. Si uno trata de pagar su propia “multa” con sus buenas obras, sólo está aumentando la deuda que tendrá que pagar en el lago de fuego luego porque Dios es un Juez Justo y no recibirá ningún soborno de nadie.

    Pero al que obra, no se le cuenta el salario como gracia, sino como deuda; mas al que no obra, sino cree en aquel que justifica al impío, su fe le es contada por justicia. [Rom 4.4-5]

    B. Las “buenas” obras del que está tratando de salvarse a sí mismo son como trapos de inmundicia (trapos de un leproso) delante de Dios.

    Si bien todos nosotros somos como suciedad, y todas nuestras justicias como trapo de inmundicia; y caímos todos nosotros como la hoja, y nuestras maldades nos llevaron como viento. [Isa 64.6]

    4. La seguridad de la vida.


    A. Una vez que nos arrepentimos (confesamos nuestros pecados y nos apartamos de ellos) y creemos en Jesucristo, tenemos el perdón de pecados y la “vida eterna” (o sea, vida por una eternidad).


    i. Preste atención al tiempo verbal de las conjugaciones en el siguiente pasaje.

    De cierto, de cierto os digo: El que oye mi palabra, y cree al que me envió, tiene [en el presente] vida eterna; y no vendrá [en el futuro] a condenación, mas ha pasado [en el pasado] de muerte a vida. [Juan 5.24]

    ii. El cristiano tiene (ya, en este momento) la vida eterna y nunca jamás vendrá a la condenación del infierno porque ya pasó de muerte a vida.

    B. Jamás volveremos a estar “muertos” en nuestros pecados, porque ya tenemos el perdón de todos nuestros pecados (los pasados, los presentes y los futuros).

    Y a vosotros, estando muertos en pecados y en la incircuncisión de vuestra carne, os dio vida juntamente con él, perdonándoos todos los pecados. [Col 2.13]

    C. En Cristo hemos vuelto al principio: Creados para comunión con nuestro Creador (nacidos de nuevo, por el Espíritu, como “hijos de Dios”).

    Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios. [Juan 1.12]

    De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas. [2Cor 5.17]




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